CÓMO SOBREVIVIR A LA PANDEMIA.

A un año de la pandemia.

La verdad es que nunca pensé llegar al año en esta pandemia, ha sido difícil en todos los aspectos. Aún no entiendo que en un año la gente no pueda tener el hábito de ponerse un cubrebocas, deja que cuide a los demás, ¡su propia vida, su familia! En este hermoso país no se interesan por uno mismo.

En mi caso muy personal desde antes que dieran oficialmente el anuncio de la pandemia, yo ya me cuidaba, no era mucho de salir, pero las veces que salía lo hacíamos en familia (mi esposo, mi hija de ahora 4 años y yo).

¿Caímos en la paranoia? sí ¿pensamos que era el fin del mundo? sí, incluso ya nos veíamos en un futuro peleando con zombies estilo The Walking Dead, pero no se me hizo,

Ya hace un año de esos pensamientos… hoy se me hace una situación cotidiana. Se han aminorado los comentarios de «fulanito o menganita tiene covid» o «tal vecina está hospitalizado por covid» y la última «el señor tal, murió por covid» Y sólo nos queda preguntarnos ¿cómo he sobrevivido?

Yo siento que en sí la enfermedad solo es la punta del iceberg para todos los problemas que nos trajo: desempleo, ansiedad, depresión, intolerancia, desesperación… y para cada una de ellas tuve una experiencia.

No sé si a todos nos pasó pero, mi capacidad de tolerancia, se vio en las benditas clases en línea. El año pasado mi hija entró a preescolar. Cabe mencionar que antes de la pandemia tenía mi plan bien estructurado para ese magno evento, horarios, organización, hasta otro hijo… pero no, me chingue la rodilla con la pandemia. Aún recuerdo la primer clase en línea, un desastre porque obvio quería que mi hija pusiera atención así como ustedes al leer esto, terminamos llorando las dos a pesar de que nos repetimos a diario que iba a ser la bendita clase en línea, pero al momento de prenderse esa luz en el monitor de la laptop, se nos olvidó lo platicado y empezamos a perder la paciencia. Los niños se aburren rápido y mas a esta edad, hoy veo la última clase de mi niña y vaya que sí hemos aprendido a hacer la escuela virtual. Espero no les haya pasado como a una amiga que dejó prendido su micrófono y le dijo a su hijo «chingadamadre» o así como las miles de historias que se han desprendido de esas maravillosas plataformas de videoconferencia. En el tema de lo educativo, muchas personas se han quejado de que los niños aprenden menos que si estuvieran en la escuela, pero admitámoslo, la educación está siendo, ahora sí, responsabilidad de los padres y como que eso no les gusta a muchos, no trato con esto de justificar a los maestros, ni me quiero cegar a la idea de que también los papás nos dedicamos a otras cosas, ya sea el quehacer diario, el trabajo o simplemente salir pero las circunstancias cambiaron y hay que hacernos un tiempo para todo. Si tú que me lees eres maestro, te entiendo pero también entiéndeme. Si eres padre de familia, entendamos y adaptémonos.

En el aspecto familiar hay varias cosas que destacar, mi familia (esposos, hijos) y la familia (padres, hermanos, abuelos, tíos). En mi familia solo somos tres y quienes tienen hijos adolescentes o pequeños sabrán que esos pequeños demonios no se quedan tranquilos con nada, no se conforman con nada y sobre todo quieren ir contra el sistema. Pues así pasa aquí, cada día es la misma pregunta: «Mami, ¿ya podemos salir? ¿ya esta limpio esto? ¿por qué hay coronavirus? y mis respuestas ya salen en automático. Y ya las labores de limpieza y desinfección se han vuelto automáticas; que si salimos, hay que lavarse las manos al volver y lavar el cubrebocas, que si traemos compras de la calle, hay que limpiar y desinfectar cada cosa, que si entramos a la casa hay que limpiarse los pies y así cada rutina… y la RUTINA nos va dando en la madre. En el aspecto de la familia es muy feo no poder visitar a tu gente, hacer la visita de los domingos, la reunión de cumpleaños, la ida a algún sitio, llámese museo, supermercado, un parque. También se nos han ido familiares sin haberles dado el último adiós como se debe… y aquí, en este país, que hasta por un juego de fútbol de reúnen. Difícil situación de confinarnos siendo la especie más social del planeta.

El aspecto mental ha jugado un papel muy importante pues la gente que solía salir demasiado fue la que más rápido se desesperó, entró en ansiedad y les valió gorro eso de cuidarse. A otros tantos les dio depresión por la pérdida de alguien o porque simplemente se dieron cuenta que en realidad están solos. Los intolerantes que dado al encierro todo les molesta: que si respiras, que si masticas con la boca abierta, que si roncas, que si no me pones atención o me jodes mucho… y los que van contra el sistema, que no solo son los hijos, sino mucha gente que se niega a usar cubrebocas porque «no puede respirar» «se ve mal» o «el gobierno nos quiere tapar la boca con un bozal» Yo me divertí mucho con las ideas de las personas que todo piensan que es una conspiración: que con el termómetro digital nos quemaban las neuronas, que con el oxímetro te robaban la identidad, que con la vacuna te iban a implantar un chip, que en los hospitales te contagiaban de covid y que en los hospitales te robaban el líquido de la rodilla para venderlo al mercado negro en elevadísimas cantidades (dejen me río de nuevo jajajajajajajajajaja).

Salieron de las cloacas del internet los tiktokers, una subespecie, que a mi parecer, solo deberían serlo los niños menores de 12 años acompañados por un adulto, pero que ese adulto no haga los tik toks, pues se ven tan ridículos haciendo los bailes o moviendo la boca tratando de hacer un diálogo de película, por lo menos que se lo aprendan bien, o mejor no lo hagan. También resurgimos los gamers, ahora que ya hay juegos para el móvil. En esta casa se arreglan los conflictos con tres rounds de Mortal Kombat; pero también en esta gloriosa tribu, al contrario que los tiktokers, debería ser para mayores de 18 años y para los menores que sigan jugando candy crush, pues, en los juegos que jugamos los verdaderos gamers, todo les da «amsiedad» que porque los matan con granada, que los están «campeando», que porque ellos no tienen esta u otra arma o skin, que las misiones están muy difíciles… ah, pero eso sí, se la viven queriendo ligar a cuanto personaje tiene avatar de mujer, en eso sí son expertos «ola ermoza khe ase» jajajajajajajajajaja. En pandemia nos pusimos más a cocinar y salieron expertos chefs de la más alta cocina a dar consejos a diestra y sinestra, a subir recetas hasta de cómo hacer el agua de limón fresca rematando sus videos con un «si te gustó este video dale like y suscríbete a mi canal y no olvides de activar la campanita para que te llegue la notificación cuando subamos una nueva receta». He de confesar que caí en la trampa, pues al no saber cocinar, guardé y guardé recetas que por supuesto no he hecho ni la mitad. No sé si sea la única que no ha usado las aplicaciones de comida a domicilio, no sé cómo se usan, se me hacen caros y ocupan memoria en mi celular y no puedo sacar las fotos de la tarea de mi hija. Lo que sí es cierto es que se han abierto infinitas posibilidades tecnológicas para pasar el rato en casa, unos causan risa y otros pena, pero nos hacen la vida más llevadera.

A todos, la pandemia, nos cambió los planes. unos se casarían, otros empezarían un negocio y otros viajarían por el mundo… pero lo más triste que vi es el amor a distancia y la vacuna que no llega para las personas en edad reproductiva que también se las ingeniaron entre sexting y videos añorando algún día verse.

La pandemia nos partió el queso, bien partido, casi casi hecho moronitas, pero ahora que ya es parte de nuestra vida lo único que nos queda es esperar nuestra vacuna con tranquilidad y decirles que aunque se vacunen, sigan cuidándose. Aún nos queda mucho camino por recorrer y si eres un covidiota espero que el karma te llegue.

LA PANDEMIA

En estos días no se habla de otra cosa que no sea el coronavirus.

Que si los chinos, que si Estados Unidos… Lo que no nos hemos preguntado es ¿qué onda con nuestras vidas? ¿con nuestra salud? y no solo con la salud física sino mental.

Para muchos de nosotros la vida no cambia, vivimos en una constante cuarentena solo saliendo a lo esencial, permaneciendo el mayor tiempo en casa.

¿Qué pasa con los que son más «callejeros»? si viven solos ya no hayan qué hacer. Comen, compran en línea, limpian sobre lo limpio y cuando salen es un oasis es el desierto. El «home office» parece interminable y estresante.

Por otro lado los que vivimos acompañados debemos de mantener la calma para no mandar todo a la porra. Pedíamos más tiempo juntos y ahora ya no sabemos donde meternos. Ni unos ni otros tienen privacidad y las actividades se hacen monótonas.

La vida en pareja a la distancia se ha convertido en una videollamada, en un chat.

La desesperación por el contacto humano nos lleva al estrés.

Pero cuando la pareja vive con uno la llama del amor no puede perderse, noooooo, debe estar más viva que nunca y ¿cómo? pues no busquen una pelea para todo, tengan hasta el más mínimo detalle, ayúdense en las actividades cotidianas, descansen, respiren hondo, hagan cualquier actividad juntos. Hay una delgada linea entre convivir y hostigar. Sí estamos juntos pero somos seres individuales. Ni muy muy, ni tan tan.

Ahora que regresemos a la normalidad será un respiro para todos. No olviden seguir tomando sus precauciones pues nunca más volverá a ser lo mismo.